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Voluntariado Alemania: Enfermera agradece su año en el CESFAM Cristo Vive
Sorprendidos quedaron algunos de
los pacientes del CESFAM Cristo Vive,
cuando vieron entrar a su box de atención a una joven rubia sonriente, con
rostro de extranjera. Se trata de Alina Grumt, una
enfermera alemana de 24 años de Hamburgo,
que llegó hace 12 meses para apoyar al equipo médico del consultorio gracias al
Programa del Ministerio de Cooperación
Económica y Desarrollo Alemán, que incentiva a jóvenes a realizar un año de
voluntariado fuera de su país.
Alina se integró muy bien, gracias
a su experiencia en Alemania. Por
eso comenzó apoyando al área de Enfermería,
donde se evidenció su manejo en la relación con los pacientes, realizando
controles de presión, vendajes y electrocardiogramas, ente otras cosas. Así, en
poco tiempo ya se encontraba administrando vacunas e inyecciones con la
supervisión de sus compañeros: “Lo que
más me ha gustado es el buen ambiente en el CESFAM Cristo Vive y el trato cariñoso entre los trabajadores. El
equipo es como una familia grande”.
En la segunda parte de su voluntariado, acompañó a las enfermeras
en Consultas Domiciliarias y pudo
ayudar en Farmacia. Sin duda un gran
apoyo para el servicio del consultorio, como señala Marla Solari, Directora del CESFAM
Cristo Vive: “Alina ha sido una
voluntaria extraordinaria, con un carácter afable, encantador, siempre bien
dispuesta y empática con el equipo de salud, los usuarios y la comunidad”.
A Alina le sorprendió el modelo biopsicosocial que se aplica en
el Consultorio, que tiene un enfoque en la familia
y en la continuidad de la asistencia médica: “la colaboración entre médicos, psicólogos,
asistentes sociales y otras profesiones funciona muy bien. En Alemania, no existe
un modelo de esa forma y pienso que también lo podríamos aplicar.”
Vivir y trabajar un año en un
país extranjero no siempre es fácil; su desafío más grande fue el idioma, sobre todo al comienzo. Pero
luego de 1 año, ya casi no tiene problemas. Es lo que comenta Diana Riascos, Encargada de Enfermería:
“al ser tan carismática, respetuosa y
sociable, el idioma nunca fue una barrera. Se vio reflejado en la comunicación
directa con el usuario, tratando de solucionar siempre sus necesidades. Tiene
muy buenos conocimientos en salud y los puso en práctica en cada procedimiento”.
Alina se despide asegurando que
en Chile aprendió mucho como profesional, sobre las relaciones interpersonales y sobre la cultura chilena: “después de
trabajar un año aquí, entiendo bien los procesos de trabajo y pienso que realmente
fui un aporte. Además, siento que me adapté muy bien a la cultura. Uno de mis
desarrollos personales más grandes es que ahora reacciono de manera más
tranquila ante situaciones bajo presión. Estoy a punto de partir con
sentimientos encontrados; triste por dejar mi vida chilena que aprendí a amar,
pero también feliz por volver a casa y empezar una etapa nueva de mi vida”.